P.C. Madurga

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Amigos y ciclistas

lunes, 3 de mayo de 2010

Hoy pienso aguantar

He entrenado muy duro, he pasado mucho frio, tengo dolor en mis rodillas y el sol ha quemado mis brazos y piernas, pero hoy pienso aguantar.

Son las 8:00 de la mañana y salimos en manada a mil por hora, he dormido bastante poco, pero me encuentro fresco y con muchas ganas. Todas las marchas cicloturistas se suelen decidir en los temidos puertos de montaña y es por esta razón, que todos nos preparamos para poder subir lo más rápido posible. En todas las marchas en las que he participado este año, he sucumbido a la hora de subir los puertos y no he podido aguantar con los elegidos, pero estoy seguro, que hoy sí.

Llegamos a pie de puerto algo tostados, pues el pelotón a rodado muy fuerte y eso se nota en las piernas, estoy tranquilo, intento mantenerme en cabeza para cualquier cambio de ritmo y de repente, un hombre que se pone en cabeza y comienza a marcar un ritmo digno del mismísimo diablo, por dios tengo que aguantar, el grupo se estira la gente jadea y mi corazón comienza bombear sangre con furia, es entonces cuando recuerdo aquello de “no hay mal que cien años dure” y tengo la esperanza de que este Pantani disfrazado de globero pare de una vez por todas.

Se sigue a mil por hora y aguanto como puedo, las alarmas se me encienden y mis piernas comienzan a hincharse como butifarras a la plancha, sé por experiencia que mi hora esta próxima y que de seguir esto así muy pronto tendré que bajarme de este tren, pero yo aguanto, lo que tenga que pasar que me pase, nada de bajas voluntarias y renuncias obligadas, únicamente cuando mi cuerpo diga basta dejare este sueño de ciclista.

Y de repente llego el momento, mi cuerpo vencido y casi exhausto deja de dar pedales, mis dedos buscan piñones donde no los hay y todo lo que antes me parecía difícil ahora es imposible, es en este momento donde encontramos el lugar que merecemos y donde nuestros sueños se encuentran con la realidad.

Solo y abatido espero la llegada del grupo perseguidor, mi aventura ha terminado y espero poder encontrar cobijo entre los ciclista que como yo un día soñaron que podrían aguantar.

pantani5

2 comentarios:

Juan Sanchez dijo...

Que bueno eres explicando las sensaciones que se viven en carrera, estoy plenamente de acuerdo contigo. No hay otro lugar donde puedas experimentar hasta que punto aguanta una persona que en una escapada o un peloton que va a mil por hora.
Saludos campeon

Anónimo dijo...

Gracias por comentarlo Juan, se nota que has vivido en tus propias carnes, todas estas sensaciones que describo, nadie puede ni podra entender nunca como los ciclistas nos sometemos a sufrimientos tan estremos solo por el echo de no ser vencidos y en muchos casos por nosotros mismos.